Y Podría escribir mucho sobre el cambio de hora. Que si no logro ver que tipo de ahorro energético o económico logramos.
Que si al tener niños más pequeños todo es más complicado. Porque, si a mi me cuesta adaptarme, a ellas ni te cuento.
La peque bebé a la hora (antigua) de la comida iba como alma en pena diciendo "quiero comer". Y por la noche, mientras cenábamos, apartó el plato y se quedó dormida en la mesa.
Porque si a mi me cuesta entenderlo, a ellas ni te cuento. La peque mediana me decía que "si hemos cambiado la hora, ¿hemos cambiado el mundo entero?" ¿Que no sé que entenderá ella por "cambiar el mundo entero"? Lo mismo se imaginaba que lo que para nosotros es el día ahora iba a ser la noche.
Y la peque mayor, para parecer más mayor, aparentaba que a ella no le afectaba. Lo único en que lo notó es en que la información de la programación de Disney Channel no estaba actualizada y no ponía lo que estábamos viendo. Y como digna hija de su padre, eso le indignó.
En mis recuerdos más lejanos, cuando era joven y sin más preocupaciones que mi madre no se enfadara mucho por como tenía lo que yo llamaba habitación y ella "leonera", esa noche del cambio de hora era disfrutar de una hora más de fiesta.
En fin, que mejor que yo, ya explicaron lo duro que es adaptarse al cambio de hora nuestros amigos de Camera Café.
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