lunes, 8 de agosto de 2016

NO SE PUEDE HACER MÁS LENTO

Allá por los primeros años noventa, en Telemadrid (cuando era un canal decente) había un programa de magia llamado "Chantatachan" presentado por el gran Juan Tamariz y Alaska.

En él, Tamariz se rodeaba de los mejores magos del mundo. Yo recuerdo con especial cariño a uno que me dejó anonadado más que por sus trucos, por su manera de realizarlos. Supongo que por el título del post (y si os gusta la magia) sabréis a que mago me refiero. Efectivamente, se trata del argentino René Lavand.

Este genial mago tenía la particularidad de hacer magia con una sola mano (era manco del brazo derecho por un atropello cuando era muy joven) y usaba siempre la frase (tenéis que decirla con acento argentino) "no se puede hacer más lento". Al truco, lo solía acompañar de una historia y te lo repetía varias veces y cada vez más despacio y siempre añadía "no se puede hacer más lento". Y claro, era mentira, porque SÍ lo hacía más lento.

Si tenéis unos minutos, mirad este vídeo y sorprendeos con este maravilloso mago.




Y, sabios como sois todos los que me leéis, os estaréis preguntando que a que viene esto. Pues muy sencillo, la frase que usaba el gran René se me viene a la cabeza en cada comida / cena que comparto con mi peque mediana. A sus diez añazos, tarda (salvo contadas excepciones) la vida en terminarse la comida / cena. Cada día es un "no se puede comer más lento" y cada día se supera y lo consigue.

Como he dicho antes, hay veces que come a un ritmo normal, pero en el resto de veces se le hace bola (sin exagerar) hasta una sopa de letras. O se le olvida meterse la cucharada en la boca o se le olvida que ya la tiene en la boca y no la mastica. Y así, día tras día y noche tras noche. Y le sucede con casi cualquier comida.

No es que le pongamos verdura y no le guste y se haga la remolona. Es que creo que le da pereza masticar y, la verdad, las comidas / cenas pueden ser muy estresantes. Nos sentamos los cinco a comer a la vez y cuando casi hemos terminado de recoger todo (la pequeña con sus cuatro años, le da mil vueltas comiendo), ella sigue allí con el plato a medio terminar o empezar (según lo optimista o pesimista que nos pille).

No sé como haceros llegar el grado de frustración que tenemos en casa. Ella está bien (realmente le gustaría vivir solo de aire), sana y contenta. Pero no sé, nos gustaría verla en algún momento con un apetito voraz e incluso que alguna vez nos dijera "¿puedo repetir?".

La imagen está cogida de aquí

2 comentarios:

  1. Ufff como te entiendo. nuestra peque no llega a ese nivel pero la tía puede estar con él mismo trozo en la boca... Su récord es un trozo de carne durante 3 horas...
    A sus hermanos le dimos más caña con el tema de la comida pero como está pobre desde que nació siempre estaba malita le dejábamos más libre, con tal de que comiera algo...
    Animo! Se pasará. Es una preocupación pero seguro que pasa.

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    1. El desayuno y la merienda las hace muy bien (hay que masticar menos) pero las comidas y sobre todo las cenas se eternizan muchísimo.

      Espero que tengas razón y acabe pasando...

      Gracias por el comentario

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