jueves, 5 de noviembre de 2015

DOCE AÑOS DE PLENITUD

Hace poco leí al director de cine Nacho Vigalondo que cuando le preguntaban que "¿qué vas a dejar al mundo si no tienes hijos?", siempre contestaba "¿sitio?".

La verdad es que le entiendo perfectamente, pero yo me alegro un montón de que haga exactamente doce años, le quitara un poco de sitio a nuestro mundo. Y es que, queridos amigos de este modesto blog, hoy es el cumple de mi primogénita.

Parafraseando a Mecano "hagamos balance de lo bueno y malo". Lo primero que me viene a la cabeza (nunca mejor dicho) son las canas. Hace doce años tenía un pelazo moreno que "quitaba el sentío". Y ahora podría protagonizar perfectamente el antes del anuncio de Grecian 2000.

Sueño y cansancio. Después de doce años, te acabas dando cuenta que el dormir está sobrevalorado. La verdad es que hemos tenido suerte con las tres que han dormido, casi desde el principio, casi siempre bien. Pero aún así, ya no recuerdo lo que es despertarse "porque sí", es decir, porque tu cuerpo ya ha descansado lo que necesita y se despierta solo. Y es que, entre el despertador por el trabajo y el despertador porque ellas ya se han cansado de dormir, no descansamos bien dos noches seguidas.

Agobio. En cuanto te ponen al bebé en brazos te dicen "enhorabuena, ha tenido usted un mar de preocupaciones". Y efectivamente. Entre los agobios que te creas tú al principio (y que ahora, al verlos con perspectiva te ríes de ti mismo) como buen padre primerizo, los que te va poniendo la vida en sí misma y los que te imaginas en tus peores pensamientos vives en un agobio constante.

Dudas. Este es uno de los peores. El no saber si lo estás haciendo bien. El dudar de si eres un buen ejemplo, si le estás enseñando un buen camino. Si no serás demasiado estricto o demasiado benévolo. Si no estás demasiado encima (a veces) o les dejas demasiado a su aire (otras veces).

Teoría y práctica. Creo que la teoría para una educación sin gritos, sin castigos absurdos, sin enfados etc., me la conozco pero no siempre la llevo a la práctica. Hay veces que entro en DefCon Uno (próximamente en esta pantalla la explicación de esta acepción) y aún sabiendo que no estoy haciendo lo correcto, sigo con mi retahíla de enfado y gritos. Sé que no va a servir de nada, pero ahí sigo yo, hablando en un tono tan alto que me dejará afónico mientras mi cabeza me dice "por aquí ya hemos pasado y no sirvió para nada".

Cine infantil. Ahora soy experto tanto en películas como series infantiles y juveniles. Casi no recuerdo cual fue la última película de adultos que hemos visto en el cine. Y en cuanto a series os pondré solo dos ejemplos clarificadores. De Juego de Tronos y Breaking Bad solo he visto la primera temporada. Es tan triste que no sé lo que es ¡¡¡"la boda roja"!!! Eso sí, de Jessie, Mi perro tiene un blog, Yo no he sido y Peppa Pig, he visto todos sus capítulos y ¡¡¡varias veces!!!

Y podría seguir haciendo balance hasta el infinito y más allá, pero voy a dejarlo ya. No os vayáis a pensar que me estoy quejando de estos doce últimos años. Todo lo contrario. Después de empezar todo esto aquella tarde de 2003, volví a repetir dos veces más y de todas las cosas que he hecho en mi vida, es de lo que más orgulloso estoy. Me encanta ser un tripadre o un padre trimerizo. Estoy deseando llegar a casa y que me cuenten (cada una a su modo) lo que han hecho en el día, me encantan sus abrazos y sus besos. Me encanta cuando las veo con otras personas y se comportan (con sus más y sus menos) como tienen que comportarse. Soy muy fan de oír su risa y contagiarme de ella.

Porque a pesar de mis canas (que no me quedan mal, todo hay que decirlo), de lo cansado que estoy, del agobio permanente que me acompaña, de las dudas que me asaltan (día sí y día también), de no llevar a la práctica toda teoría que voy aprendiendo, de "Los Descendientes" o de los "Teen Beach Movie" no cambiaría por nada del mundo TODO LO QUE HE VIVIDO CON MIS PEQUES EN ESTOS DOCE AÑOS. Porque han sido DOCE AÑOS DE PLENITUD.


2 comentarios: