...Y dejaron un montón de regalos, tantos que mis peques podrían jugar todo el año sin casi repetir juego (sin exagerar).
Lo malo que abriendo tanto paquete y teniendo tanto juguete a veces no valorán todo lo que tienen.
Abren un paquete "Anda, una barbie...dame otro..anda el coche de la barbie...dame otro...". Y así en nuestra casa, y en casa de la abuela, y en casa de la otra abuela, y en la de los tíos...
Y no sé los vuestros, pero mis peques la mayor parte del año acaban jugando a "profes" y lo único que usan son unos folios, unos rotuladores y unos niños imaginarios (que a veces, cuando entro en su habitación me dicen que tenga cuidado de no pisarles. Incluso alguna vez hemos puesto algún plato de más porque se les ha hecho tarde y se han quedado a comer).
Y lo peor no es que reciban tantos regalos, lo peor es lo grandes que son. Este año ha llegado la casa de Barbie y nos podemos dar un canto en los dientes porque no ha sido la de siete pisos, si no la de cinco. (Es tan grande que me estoy planteando mudarme allí).